SÍNDROME DE FATIGA CRÓNICA - FIBROMIALGIA - SENSIBILIDAD QUÍMICA - SINDROME SECO, ENDOMETRIOSIS ...

SINDROME DE FATIGA CRÓNICA - FIBROMIALGIA - SENSIBILIDAD QUIMICA MULTIPLE, ENDOMETRIOSIS Y OTRAS ENFERMEDADES AFINES E INVISIBLES A LA SOCIEDAD

Un sinfín de síntomas nos acompañan, además de otras muchas dolencias. Seguimos buscando, soluciones, respuestas, pero sobre todo ser tratados con respeto. Las consideran enfermedades invisibles y la medicina a menudo nos trata como tal. Por ello la comprensión se ha convertido en nuestro mejor aliado.

jueves, 3 de enero de 2013

¿Tiene consecuencias el dolor crónico?


EL DOLOR CRÓNICO DEJA HUELLA
Elena Soto | Palma- Actualizado martes 30/11/2010 

Imagine una alarma de coche que se disparara cada dos por tres sin motivo; un semáforo que casi siempre estuviera en rojo; o un sistema de emergencia que avisara continuamente de que existe peligro. No sólo dejaría de ser útil sino que acabaría interfiriendo en la seguridad y sembrando el caos. Pues algo semejante sucede en el cerebro de las personas que padecen dolor crónico; los estímulos se procesan de forma diferente y lo que en principio tendría que ser un mecanismo de defensa, acaba por convertirse en un pesado lastre. Es como si la alarma permaneciera continuamente activada y saltara aunque, a priori, no exista ninguna razón para que se dispare.
¿Cómo medir el dolor? ¿Cómo procesa esta experiencia sensorial el cerebro de las personas que sufren este trastorno? ¿Funciona de manera diferente en ellas? Y tras años de padecer este síndrome ¿qué ocurre en el cerebro? ¿Tiene, por decirlo de alguna forma, efectos secundarios? ¿Qué estrategias pueden mitigarlo y mejorar su calidad de vida? El Grupo de Neurodinámica y Psicología Clínica del IUNICS (Instituto Universitario de Investigación en Ciencias de la Salud) lleva más de una década buscando respuestas a todos estos interrogantes. Al frente del equipo se encuentra Pedro J. Montoya, catedrático de Psicobiología de la UIB.
Se considera crónico un dolor que se sufre durante más de seis meses seguidos, sin que ningún tratamiento médico lo solucione. Los pacientes aquejados por este trastorno acuden a las consultas porque experimentan generalmente cansancio y dolor muscular. Se les realizan las pruebas más habituales (radiografías o análisis de sangre y orina) que no detectan problemas físicos. Pero, frente a esta aparente normalidad, los síntomas persisten y terminan alterando seriamente la vida de los afectados que acaban deprimidos, ansiosos y con problemas de memoria y concentración.
El dolor sin causa aparente: la fibromialgia
En el caso de síndromes de este tipo, como puede ser la fibromialgia (FM), esta percepción continua del estímulo doloroso acaba afectando negativamente al paciente. La prolongación en el tiempo del dolor deja huella y tiene consecuencias desde el punto de vista neurofisiológico. «Se produce una disminución en el volumen de sustancia gris en comparación con sujetos sanos. Incluso hay signos de envejecimiento prematuro», señala Montoya, y es que, 10, 20 o 30 años de dolor crónico acarrean efectos colaterales.
Su grupo de investigación se encuentra en una fase avanzada en la demostración de que el dolor crónico provoca una pequeña atrofia en determinadas regiones del cerebro, confirmada estadísticamente y con datos cuantificados a partir de las exploraciones de este órgano mediante herramientas como las resonancias magnéticas funcionales, los electroencefalogramas, las magnetoencefalografías o las técnicas de estimulación magnética transcraneal. 
«Hemos observado un deterioro del circuito por el que se comunica el dolor entre las diferentes partes del cerebro –llega al tálamo desde los nervios periféricos y alcanza la corteza somatosensorial, el lóbulo frontal y el parietal–; por lo que la hipótesis de que el dolor continuado acaba alterando la forma de funcionar del cerebro está cada vez más confirmada», indica Montoya.
Este grupo de investigación se ha concentrado sobre todo en el estudio de los pacientes diagnosticados con síndrome de fibromialgia. Se trata de personas con un historial largo y desesperante, que presentan un cuadro de padecimiento difuso y generalizado de dolor en diversas partes del cuerpo, indetectable a través de las pruebas médicas más comunes.
El porcentaje de población afectada, mayoritariamente mujeres, se encuentra entre los 20 y 65 años, y en bastantes casos se encuentran en conflicto con los tribunales médicos ya que no consiguen unos datos cuantificables sobre su dolor.
Diferentes estudios calculan que en España, aproximadamente, un 20% de la población en edad de trabajar padece dolor crónico lo que acarrea importantes repercusiones de salud, sociales y laborales –se estima que un paciente aquejado de esta dolencia pierde unas tres horas diarias de productividad–. «El objetivo, según explica este investigador, es entender su conducta, su forma de pensar y las estrategias que aplican para solucionar su problema».
El punto de partida de la investigación es que el funcionamiento cerebral es anómalo. Y para demostrarlo, los investigadores se sirven de dos niveles combinados de actuación: el psicológico, que consiste en administrar una amplia batería de cuestionarios que el paciente debe contestar; y el fisiológico, mediante el estudio clínico de su actividad cerebral que se compara con la de sujetos sanos.
Descripción del dolor
Así, a través de entrevistas, los investigadores exploran no sólo la duración del dolor o su frecuencia sino cómo la persona lo describe. Si usa adjetivos de tipo emocional/afectivo, como terrible u horrible – que son algunos de los epítetos más habituales en los afectados por fibromialgia– o si más bien recurre a expresiones de tipo sensorial, como hormigueos o sensación de electricidad – más comunes en los pacientes aquejados de artritis reumatoide–, por citar otro caso muy extendido.


CEREBROS EN ESTADO DE REPOSO EN UNA PERSONA CON DOLOR CRÓNICO (IZQUIERDA) Y UNA SANA.

También estudian qué tipo de estrategias emplean los pacientes para combatirlo: si toman la iniciativa o si buscan soluciones fuera de sí mismos, por ejemplo en las creencias religiosas, ya que de este primer paso se puede extraer importante información sobre qué tipo de dolor es, cómo es percibido y qué intensidad alcanza. De todas estas indagaciones se deriva un informe de evaluación neuropsicológica del dolor y una serie de recomendaciones terapéuticas que se dirigen al médico que les ha remitido el paciente.
La otra parte del trabajo de este grupo se realiza en el laboratorio y se centra en la fisiología del paciente y en las modificaciones que el dolor crónico provoca en su actividad cerebral. Y a partir de las exploraciones del cerebro se ha observado que deja huella, confirmando que el dolor crónico altera su forma de funcionar.
En cuanto a estrategias dirigidas a cambiar el funcionamiento del cerebro se ha comprobado que la técnica de retroalimentación o neuro-feedback permite entrenar al paciente a aumentar o rebajar el nivel de actividad cerebral en determinadas áreas mediante la visualización de imágenes. Las imágenes placenteras producen una disminución de la actividad vinculada a la percepción del dolor y el efecto positivo en el paciente es inmediato ya que se reduce el nivel de tensión muscular y, entrenando con esta técnica, se logra atenuar la sensación dolorosa.
Siguiendo esta línea, el grupo tiene, entre sus proyectos en marcha, uno dedicado a mejorar el tratamiento con realidad virtual para pacientes con fibromialgia. Las nuevas tecnologías son de gran ayuda, ya que para este tipo de trastornos se podrían llegar a desarrollar tratamientos on line administrados vía Internet.
La Unidad de Investigación y Diagnóstico Neuropsicológico del Dolor Crónico está involucrada en trasladar los resultados de sus estudios a la práctica clínica. Por ello, ofrecen la posibilidad de realizar una evaluación psicofisiológica del dolor crónico y proporcionar estrategias terapéuticas a los pacientes. «Si no podemos eliminar totalmente el dolor, sí podemos aportar al paciente la esperanza de mejorar su calidad de vida», concluye Montoya.

6 comentarios:

  1. Hola. Me llamo Isabel y tengo muchísimos síntomas de los que tú hablas. Te cuento: dolores musculares generalizados, condromalacia rotuliana, epitrocleitis y epicondilitis, neuritis medial, fascitis plantar, ehler-danlos con frecuentes esguinces e inestabilidad, hiperacusia, intolerancia a los olores químicos, rinitis, ototubaritis, déficit vitamina D, malabsorción, esteatorrea, osteocondritis, endometriosis (me han hecho histerectomía), anemia, mioclonías, candidiasis oral, espasmos musculares...
    Llegué a encontrarme en sillas de ruedas y encerrada en mi cuarto porque no podía soportar los olores ni los ruidos. Tomama cortisona, arcoxia, zaldiar, deprax, avamyx, atarax...
    Bueno,pues he mejorado muchísimo. He vuelto a trabajar y ahora mismo sólo tomo un paracetamol de vez en cuando.
    Yo era celíaca y n lo sabía. Me hicieron las pruebas de celiaquía en anális tres veces y las tres dieron negativas. Pero al hacerme la biopsia, era positiva. En un 30% de los celíacos adultos, las pruebas en sangre son negativas y sin embargo la biopsia sí es positiva. He dejado el gluten hace 9 meses. Mi vida ha cambiado completamente. Todavía no estoy bien del todo, porque han sido muchos años de deterioro, pero vuelvo a vivir.
    El médico me ha dicho que la recuperación me llevará por lo menos 2 años y que hay cosas que no se recuperarán del todo, pero dejar el gluten me ha salvado la vida.
    Tuve que ir a un médico privado porque el digestivo de la S.S. no quería hacerme la biopsia. Ahora él mismo reconoce que se equivocó. Soy celíaca, con anticuerpos negativos pero igualmente celíaca.
    Yo que tú intentaría esa vía. A mí me ha cambiado la vida.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Te agradezco Isabel tu aportación al blog, si te soy sincera llevo mucho tiempo pensando en esta posibilidad que me comentas sobre la enfermedad celiaca, pero todavía no he dado ningún paso al respecto. Creo que después de tus palabras voy a intentar indagar un poco más por ese camino, es cierto que a veces me parece que tiene que haber algo más, porque cada vez se me complica más todo este tema de la enfermedad.Gracias.

      Eliminar
  2. Inténtalo, por favor. A mí abandonar completamente el gluten me ha salvado la vida. Por desgracia, ya tengo 48 años y mis síntomas empezaron hace ya más de 22 años. He perdido muchísimo tiempo y algunas cosas son irrecuperables. Por ejemplo, se me han desarrollado otras enfermedades inmunes, lo que no hubiera pasado si hubiera sabido que era celíaca.
    Hace dos años tomaba más de 14 pastillas diarias. Tuve una hepatitis medicamentosa. Y el médico de cabecera me decía que era imposible que fuera celíaca... Ignorante.
    Sé que no volveré a estar bien del todo, pero puedo hacer una vida bastante normal, puedo ir a nadar, puedo disfrutar de mi familia, he podido volver a trabajar. Todavía estoy débil y tengo que cuidarme, pero mejoro de día en día.
    Nadie se imagina lo que es que los ruidos te hagan daño, que los olores te hagan daño, que estirar un brazo para abrir una puerta te cause una tendinitis. Nadie sabe cuánto se sufre.
    Y todo por el maldito gluten.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me dijeron que tenía fibromialgia por mi fatiga y por no poder dormir normal, y también porque después de muchos exámenes no encontraban la explicación de algunas molestias, dolores articulares y pinchazos, etc.(varios síntomas que aparecen en la lista de 100 síntomas de la fibromialgia). Resulta que en un examen de alimentos igg que recién me realizaron me sale intolerancia al gluten y a otras cosas, y luego de un mes de dieta ya duermo y me siento mejor. Sería bueno que los médicos realicen estos exámenes a las personas que sufren de "fibromialgia" o "fatiga crónica", a lo mejor esto podría ayudar también a otras personas. Al igual que alguien lo comentó aqui creo que esto comenzó hace muchos años pero con señales muy sutiles, como yo nunca presenté diarrea ni dolores estomacales, y los malestares eran muy sutiles, no le presté mucha atención hasta que de repente tuve que dejar de nadar por síndrome de fatiga crónica y alergias desarrolladas hacia el cloro y el yodo.

      Eliminar
    2. Al igual que comenté en su momento a Isabel, te agradezco esta aportación, es muy posible que haya enfermos diagnosticados de fibromialgia que tengan un diagnostico erróneo y entre ellos podría tratarse efectivamente la enfermedad celiaca. Por mi parte no me encuentro con fuerzas en este momento para empezar de nuevo a buscar y hacerme pruebas, pero sí se puede intentar no consumir alimentos con gluten, aunque efectivamente después de tantos años hay muchas efectos, digamos colaterales, que ya no tienen vuelta atrás, tanto síntomas, como patologías.

      Eliminar
  3. Hola de nuevo Isabel. Me había planteado esta posibilidad por los problemas digestivos que he tenido desde que era una niña. Después de leer tu comentario estuve leyendo acerca de la enfermedad celiaca y hay muchas cosas que no coinciden. Por ejemplo no suelo tener diarreas, ni he tenido ni tengo bajo el hierro, tampoco problemas de bajada de peso (al contrario no soy capaz de bajar ni un kilo) además los alimentos con gluten no he apreciado que me sienten especialmente mal. De lo que si tengo prueba palpable y constancia segura, es de la intolerancia a los alimentos grasos o que contengan aceites, sean del tipo que sean. En cuanto los consumo, me provocan vomito, ardor y dolor de estomago (tengo síndrome de reflujo gastroesofagico). Te comento además que algunos de los análisis que piden me los han hecho sin resultados positivos. Quedaría entonces la biopsia intestinal que de momento no me gustaría hacerme, he tenido malas experiencias con la anestesia y sin ella todavía peor.
    Con que no me gusta personalizar tanto las respuestas en mi persona y mis síntomas…Si te parece bien, me envíes tu dirección de correo y seguimos esta conversación a través de mail. El mío es angeles63pm@gmail.com . Muchas gracias Isabel.

    ResponderEliminar