SÍNDROME DE FATIGA CRÓNICA - FIBROMIALGIA - SENSIBILIDAD QUÍMICA - SINDROME SECO, ENDOMETRIOSIS ...

SINDROME DE FATIGA CRÓNICA - FIBROMIALGIA - SENSIBILIDAD QUIMICA MULTIPLE, ENDOMETRIOSIS Y OTRAS ENFERMEDADES AFINES E INVISIBLES A LA SOCIEDAD

Un sinfín de síntomas nos acompañan, además de otras muchas dolencias. Seguimos buscando, soluciones, respuestas, pero sobre todo ser tratados con respeto. Las consideran enfermedades invisibles y la medicina a menudo nos trata como tal. Por ello la comprensión se ha convertido en nuestro mejor aliado.

martes, 29 de enero de 2013

Una nueva esperanza para pacientes de FM


Zaragoza                                16/08/2012
Javier García Campayo y las psicologas que son parte del equipo de investigación.

El hallazgo de un exceso de glutamato en las áreas cerebrales relacionadas con el dolor ha llevado a probar un medicamento que puede tratar la causa de la enfermedad, no solo los síntomas.Existen muchas terapias para paliar los efectos de la fibromialgia: farmacológicas, psicológicas y físicas. Sin embargo, la eficacia de todas ellas es moderada y conviene combinarlas. Hasta ahora, ninguna hace desaparecer el calvario de estos enfermos.

Sin embargo, el Grupo Aragonés de Investigación en Salud Mental en Atención Primaria (GISMAP) ha encontrado algo que puede cambiar la forma de tratar esta enfermedad. Un medicamento que no estaría destinado a paliar los síntomas, sino la causa. 

El equipo coordinado por el psiquiatra Javier García Campayo ha realizado una prueba pionera para esta enfermedad a nivel internacional. La espectrometría permite observar los niveles de neurotransmisores en las distintas áreas cerebrales y, a raíz de eso, han descubierto que los pacientes con fibromialgia tienen un exceso de una sustancia (el glutamato) en las áreas cerebrales relacionadas con el dolor.

Esta sustancia es el excitatorio por excelencia del cerebro humano y su exceso puede producir dolor y déficit cognitivo. La revelación de que existe una lesión cerebral ha llevado al equipo aragonés a probar un medicamento, la memantina -que ya existía y se utilizaba para pacientes con alzhéimer-, para reducir los niveles de glutamato. "De momento hemos hecho un estudio abierto con 10 pacientes y en tres meses han mejorado notablemente el dolor, la depresión y las capacidades cognitivas" cuenta García Campayo, optimista.

Al observar las mejoras, el equipo ha conseguido la aprobación del Comite Ético y de la Comisión de Investigación para emprender en septiembre un estudio controlado con 120 pacientes. A 60 se les administrará el medicamento, a los otros 60 un placebo. El estudio, financiado por el Ministerio de Sanidad, permitirá confirmar la eficacia del nuevo tratamiento: "Que funcione no implica que vaya a resolver la enfermedad, porque es crónica, pero sí mejorar notablemente porque actuaría sobre la causa, la disfunción cerebral", explica Barbara Masluk, psicóloga responsable de este estudio.

La predisposición genética y diversas situaciones vitales de estrés agudo van produciendo modificaciones en el cerebro de los pacientes que llegan a desarrollar fibromialgia. "Una vez que se ha modificado la estructura cerebral, es muy difícil volver atrás, pero este tratamiento sería más eficaz que los actuales, porque no es simplemente sintomático", aclara García Campayo. 
Facilitará el diagnóstico

"Además, el hallazgo de niveles elevados de glutamato facilitará el diagnóstico", añade Paola Herrera, parte del equipo de investigación.Hasta ahora, se buscaban 11 puntos de dolor como mínimo para diagnosticar a un paciente, "si tiene 10 ya no se considera fibromialgia, es muy arbitrario y por eso son tan importantes este tipo de pruebas", puntualiza la psicóloga recalcando que ahora, la presencia en exceso de esta sustancia en el cerebro podría ser decisiva para el diagnóstico.

Además, al saber que existe una lesión cerebral, se podrán realizar pruebas más rápidas y sencillas para detectarla, como la tomografía de coherencia óptica (un estudio de fondo de ojo con aparatos de precisión), que ya está empezando a utilizar el equipo aragonés para investigar en este campo.

Meditación, una prevención demostrada

El equipo de Investigación en Atención Primaria realizó también espectometrías a varios meditadores de larga duración, algo que no se había hecho nunca. La idea vino a raíz de un movimiento muy importante en psiquiatría y psicología, el 'Mindfulness', que asegura que la meditación ayuda a prevenir enfermedades psiquíatricas. 

Los resultados fueron sorprendentes: los niveles de glutamato de estas personas eran notablemente inferiores a los de los sujetos normales, y mucho más bajos que los de los pacientes con fibromialgia. Por ello, se piensa que la meditación puede ser una terapia útil en esta enfermedad. El coordinador afirma que, según los estudios actuales: "Solo media hora de meditación en días alternos durante tres meses produce mejoras importantes, tanto como prevención como terapia complementaria", asegura.

Nuevos objetivos: TDH y psicoterapia por ordenador

Vistos los exitosos resultados de las espectometrías, la Unidad de Investigación en Salud Mental en Atención Primaria del Centro de Salud del Arrabal realizará la misma prueba en septiembre a 30 pacientes adultos con TDH (déficit de atención con hiperactividad). Con esta tecnología, esperan poder localizar las áreas cerebrales alteradas.

"Hasta ahora el TDH no se cura, solo se controla con fármacos del grupo de las anfetaminas pero permanece en la edad adulta, están mal tratados", especifica Marta Puebla, responsable del estudio. Esta alteración genética afecta a entre el 10 y el 15% de los niños, y por lo tanto existe un porcentaje muy elevado de adultos, muchos de ellos no diagnosticados. "Si un niño tiene TDH uno de los dos padres suele tenerlo también", avanza García Campayo. 

Además, M. Cruz Pérez Yus cuenta que en septiembre empezará a probarse la psicoterapia por ordenador en pacientes con depresión leve o moderada: "Son personas que necesitarían apoyo psicológico pero no pueden acceder porque la lista de espera para psicoterapia puede ser de años", cuenta la encargada del estudio. "El programa de ordenador que hemos desarrollado consiste en una serie de tareas cognitivas y material audiovisual, además de apoyo psicológico por internet. Sería el apoyo al tratamiento farmacológico, el complemento que necesitan", cuenta la psicóloga.

En caso de querer participar como paciente voluntario en alguno de estos estudios, contactar con 
investigaprimaria@gmail.com


http://www.heraldo.es/noticias/aragon/2012/08/15/una_nueva_esperanza_para_los_pacientes_con_fibromialgia_199965_300.html

miércoles, 16 de enero de 2013

Un defecto en el sistema inmune puede causar el SFC


El síndrome de fatiga crónica podría estar causado por una alteración del sistema inmunológico. Un reciente estudio del Hospital Universitario de Haukeland en Bergen (Noruega) ha descubierto un defecto en el sistema inmune que hace que éste ataque al propio organismo causando, según aseguran, el síndrome de fatiga crónica (SFC), de acuerdo a los resultados de un estudio publicado en PLoS One.

Hasta ahora había mucha controversia sobre el origen de esta enfermedad, todavía desconocido, después de que algunos estudios la hayan relacionado con la presencia de un virus, lo que frenaba también la aparición de posibles tratamientos. Sin embargo, los autores de este estudio han descubierto que un fármaco que actualmente se utiliza para el cáncer logra inhibir la función del sistema inmune y aliviar los síntomas de este trastorno, lo que consideran «una noticia muy alentadora».
La primera clave de este hallazgo data de 2004, cuando estaban tratando a una paciente que sufría linfoma de Hodgkin, una forma de cáncer de los glóbulos blancos, y síndrome de fatiga crónica. Cuando la mujer recibió un tratamiento para el cáncer, llamado rituximab, los síntomas de su fatiga crónica mejoraron durante cinco meses.
Rituximab
Esto les llevó a un nuevo estudio basado en el seguimiento de este hallazgo previo, e involucró a 30 pacientes con este trastorno. La mitad recibió dos dosis de rituximab, dirigido a eliminar un tipo de glóbulo blanco, y la otra mitad recibió un tratamiento placebo. Tal como informan los investigadores, entre los pacientes que recibieron el fármaco, un 67% informó de una mejora en sus niveles de fatiga. En el grupo placebo, en cambio, sólo un 13% mostró algún tipo de mejora. «Hubo una respuesta variada: un alivio nulo, moderado o drástico de todos los síntomas», explicó a la BBC Oystein Fluge, oncólogo que dirigió el estudio. Además, añadió, «dos no tuvieron recurrencia (de sus síntomas), por lo que su vida cambió completamente de forma muy drástica».

La teoría de Fluge es que un tipo de glóbulo blanco, los linfocitos B, producen un anticuerpo que ataca al organismo. De este modo, cuando el fármaco «limpia» los linfocitos, en algunos casos puede «reiniciar» el sistema inmune. Sin embargo, en ciertos pacientes regresan los síntomas de fatiga cuando se producen más linfocitos B. «El hecho de que algunos pacientes respondan al tratamiento con una mejora en la función cognitiva, la fatiga y el dolor nos hace pensar que estamos tocando uno de los mecanismos centrales», reconoce este experto, en declaraciones recogidas por Europa Press.

Los científicos están ahora investigando el efecto de suministrar más dosis durante un período más largo de tiempo. Si sus presentimientos son correctos deberán responder a más interrogantes, por ejemplo, qué es lo que en realidad está atacando el sistema inmune y si es posible o no desarrollar un análisis para la fatiga crónica.


 http://www.abc.es/salud/pacientes/defecto-sistema-inmune-puede-causar-10457.html.

jueves, 3 de enero de 2013

¿Tiene consecuencias el dolor crónico?


EL DOLOR CRÓNICO DEJA HUELLA
Elena Soto | Palma- Actualizado martes 30/11/2010 

Imagine una alarma de coche que se disparara cada dos por tres sin motivo; un semáforo que casi siempre estuviera en rojo; o un sistema de emergencia que avisara continuamente de que existe peligro. No sólo dejaría de ser útil sino que acabaría interfiriendo en la seguridad y sembrando el caos. Pues algo semejante sucede en el cerebro de las personas que padecen dolor crónico; los estímulos se procesan de forma diferente y lo que en principio tendría que ser un mecanismo de defensa, acaba por convertirse en un pesado lastre. Es como si la alarma permaneciera continuamente activada y saltara aunque, a priori, no exista ninguna razón para que se dispare.
¿Cómo medir el dolor? ¿Cómo procesa esta experiencia sensorial el cerebro de las personas que sufren este trastorno? ¿Funciona de manera diferente en ellas? Y tras años de padecer este síndrome ¿qué ocurre en el cerebro? ¿Tiene, por decirlo de alguna forma, efectos secundarios? ¿Qué estrategias pueden mitigarlo y mejorar su calidad de vida? El Grupo de Neurodinámica y Psicología Clínica del IUNICS (Instituto Universitario de Investigación en Ciencias de la Salud) lleva más de una década buscando respuestas a todos estos interrogantes. Al frente del equipo se encuentra Pedro J. Montoya, catedrático de Psicobiología de la UIB.
Se considera crónico un dolor que se sufre durante más de seis meses seguidos, sin que ningún tratamiento médico lo solucione. Los pacientes aquejados por este trastorno acuden a las consultas porque experimentan generalmente cansancio y dolor muscular. Se les realizan las pruebas más habituales (radiografías o análisis de sangre y orina) que no detectan problemas físicos. Pero, frente a esta aparente normalidad, los síntomas persisten y terminan alterando seriamente la vida de los afectados que acaban deprimidos, ansiosos y con problemas de memoria y concentración.
El dolor sin causa aparente: la fibromialgia
En el caso de síndromes de este tipo, como puede ser la fibromialgia (FM), esta percepción continua del estímulo doloroso acaba afectando negativamente al paciente. La prolongación en el tiempo del dolor deja huella y tiene consecuencias desde el punto de vista neurofisiológico. «Se produce una disminución en el volumen de sustancia gris en comparación con sujetos sanos. Incluso hay signos de envejecimiento prematuro», señala Montoya, y es que, 10, 20 o 30 años de dolor crónico acarrean efectos colaterales.
Su grupo de investigación se encuentra en una fase avanzada en la demostración de que el dolor crónico provoca una pequeña atrofia en determinadas regiones del cerebro, confirmada estadísticamente y con datos cuantificados a partir de las exploraciones de este órgano mediante herramientas como las resonancias magnéticas funcionales, los electroencefalogramas, las magnetoencefalografías o las técnicas de estimulación magnética transcraneal. 
«Hemos observado un deterioro del circuito por el que se comunica el dolor entre las diferentes partes del cerebro –llega al tálamo desde los nervios periféricos y alcanza la corteza somatosensorial, el lóbulo frontal y el parietal–; por lo que la hipótesis de que el dolor continuado acaba alterando la forma de funcionar del cerebro está cada vez más confirmada», indica Montoya.
Este grupo de investigación se ha concentrado sobre todo en el estudio de los pacientes diagnosticados con síndrome de fibromialgia. Se trata de personas con un historial largo y desesperante, que presentan un cuadro de padecimiento difuso y generalizado de dolor en diversas partes del cuerpo, indetectable a través de las pruebas médicas más comunes.
El porcentaje de población afectada, mayoritariamente mujeres, se encuentra entre los 20 y 65 años, y en bastantes casos se encuentran en conflicto con los tribunales médicos ya que no consiguen unos datos cuantificables sobre su dolor.
Diferentes estudios calculan que en España, aproximadamente, un 20% de la población en edad de trabajar padece dolor crónico lo que acarrea importantes repercusiones de salud, sociales y laborales –se estima que un paciente aquejado de esta dolencia pierde unas tres horas diarias de productividad–. «El objetivo, según explica este investigador, es entender su conducta, su forma de pensar y las estrategias que aplican para solucionar su problema».
El punto de partida de la investigación es que el funcionamiento cerebral es anómalo. Y para demostrarlo, los investigadores se sirven de dos niveles combinados de actuación: el psicológico, que consiste en administrar una amplia batería de cuestionarios que el paciente debe contestar; y el fisiológico, mediante el estudio clínico de su actividad cerebral que se compara con la de sujetos sanos.
Descripción del dolor
Así, a través de entrevistas, los investigadores exploran no sólo la duración del dolor o su frecuencia sino cómo la persona lo describe. Si usa adjetivos de tipo emocional/afectivo, como terrible u horrible – que son algunos de los epítetos más habituales en los afectados por fibromialgia– o si más bien recurre a expresiones de tipo sensorial, como hormigueos o sensación de electricidad – más comunes en los pacientes aquejados de artritis reumatoide–, por citar otro caso muy extendido.


CEREBROS EN ESTADO DE REPOSO EN UNA PERSONA CON DOLOR CRÓNICO (IZQUIERDA) Y UNA SANA.

También estudian qué tipo de estrategias emplean los pacientes para combatirlo: si toman la iniciativa o si buscan soluciones fuera de sí mismos, por ejemplo en las creencias religiosas, ya que de este primer paso se puede extraer importante información sobre qué tipo de dolor es, cómo es percibido y qué intensidad alcanza. De todas estas indagaciones se deriva un informe de evaluación neuropsicológica del dolor y una serie de recomendaciones terapéuticas que se dirigen al médico que les ha remitido el paciente.
La otra parte del trabajo de este grupo se realiza en el laboratorio y se centra en la fisiología del paciente y en las modificaciones que el dolor crónico provoca en su actividad cerebral. Y a partir de las exploraciones del cerebro se ha observado que deja huella, confirmando que el dolor crónico altera su forma de funcionar.
En cuanto a estrategias dirigidas a cambiar el funcionamiento del cerebro se ha comprobado que la técnica de retroalimentación o neuro-feedback permite entrenar al paciente a aumentar o rebajar el nivel de actividad cerebral en determinadas áreas mediante la visualización de imágenes. Las imágenes placenteras producen una disminución de la actividad vinculada a la percepción del dolor y el efecto positivo en el paciente es inmediato ya que se reduce el nivel de tensión muscular y, entrenando con esta técnica, se logra atenuar la sensación dolorosa.
Siguiendo esta línea, el grupo tiene, entre sus proyectos en marcha, uno dedicado a mejorar el tratamiento con realidad virtual para pacientes con fibromialgia. Las nuevas tecnologías son de gran ayuda, ya que para este tipo de trastornos se podrían llegar a desarrollar tratamientos on line administrados vía Internet.
La Unidad de Investigación y Diagnóstico Neuropsicológico del Dolor Crónico está involucrada en trasladar los resultados de sus estudios a la práctica clínica. Por ello, ofrecen la posibilidad de realizar una evaluación psicofisiológica del dolor crónico y proporcionar estrategias terapéuticas a los pacientes. «Si no podemos eliminar totalmente el dolor, sí podemos aportar al paciente la esperanza de mejorar su calidad de vida», concluye Montoya.