Cuántas veces hemos escuchado este mismo comentario y nos hemos preguntado cómo puede ser que nuestro rostro no sea fiel reflejo de nuestro pésimo estado y nuestro calvario.
No he leído el libro de Clara Valverde, quizá lo haga, aunque cada vez me cuesta más seguir una lectura.
Pero estoy muy de acuerdo con sus palabras en esta entrevista.
Pues tienes buena cara
Clara Valverde sufre Síndrome de Fatiga Crónica, una
enfermedad que no muchos conocen y que pocos comprenden. Durante años ha
trabajado en el ámbito de la comunicación del profesional sanitario con el
paciente, por lo que sabe mucho de lo que sufre un enfermo cuando siente que no
es apoyado o entendido. Su libro “Pues tienes buena cara”, cuenta en qué
consiste esta enfermedad y cuenta su propia experiencia para salir a flote. La
hemos entrevistado para conocer más a fondo en qué consiste el SFC.
¿Cómo y cuándo comenzaron los primeros
síntomas de su enfermedad?
El Síndrome de la
Fatiga Crónica (SFC)
me llegó de golpe en 1984. Cogí un virus bastante corriente, el citomegalovirus, que es como una
gripe, y ya nunca me recuperé. Yo no sabía que tenía la predisposición genética
para desarrollar esta enfermedad. Los síntomas empezaron como una gran gripe,
fiebres, desmayos, infecciones y un cansancio aplastante.
¿Duró mucho tiempo el dar con un
diagnóstico?
Tardé 6 años en encontrar a un médico
que conocía el SFC que me pudo diagnosticar. Ya te puedes imaginar que seis
años muy enferma sin saber qué es, es un infierno.
¿Ha tenido usted que sufrir la
indiferencia o incomprensión de los médicos?
Sí, pero la peor indiferencia ha sido y
es la del sistema sanitario en general y la de las administraciones y políticos
que se suponen que tienen que organizar servicios sanitarios. El SFC no es una
enfermedad fácil de tratar y no tiene cura. Las administraciones prefieren
hacer como que no existe, en vez de organizar los servicios sanitarios
necesarios para atendernos. También es una batalla para conseguir una pensión
con esta enfermedad. El que un 70% de las personas con el SFC seamos mujeres
creo que es una de las muchas razones por las cuales no se nos toma en serio.
Y de su familia?
A mi familia de origen les costó creerme
y hacerse la idea. Yo era la enfermera, la fuerte…Con mi marido es diferente:
él entiende, apoya y se adapta. Y mis grandes amigos y amigas también entienden
mi realidad y con ellos no tengo que explicar por qué no puedo vivir una vida
normal.
Suponemos que recibió usted muchos
consejos no solicitados…
¡Y aún los recibo, aunque nunca los
pido! Me han aconsejado de todo: que ponga la cama en dirección al norte, que
me ponga piedras en la cabeza, que salga más, que salga menos, que me anime,
que no me anime tanto, que haga Feng Shui, que me equilibre los chakras,
que haga cromoterapia, que me vaya a vivir al
campo, a la montaña, al desierto, que haga la dieta del pomelo, la de la
rotación, que no piense tanto, que piense más, que me distraiga, que no me
distraiga, que me tome más en serio mi enfermedad, que no me la tome tan en
serio, que haga PLN, que coma más plátanos, que haga el tratamiento de las
plantas de África…¿sigo?
¿En qué consiste exactamente el Síndrome
de la fatiga crónica?
El “Síndrome de la
Fatiga Crónica ” (SFC), también se llama “Ecefalítis Miálgica”.
Es una enfermedad multisistémica (o sea, que afecta a varios sistemas del
cuerpo) y está clasificada por la Organización Mundial de la Salud con el número G93.3. Es una enfermedad
que afecta a los sistemas inmunológico, neurológico, cardiovascular, digestivo
y endocrinológico.
Afecta a un 0,5% de la población (1 de
cada 200 personas). Al coger un virus corriente como el Epstein-Barr (el de la mononucleosis o enfermedad del beso) o
el citomegalovirus u otro, o al estar expuesto a tóxicos, la gente con una
predisposición genética, su sistema inmunológico se estropea. Con lo cual el
sistema inmunológico está siempre intentando funcionar pero no lo consigue.
Luego el resto de los sistemas se alteran. Los síntomas son una fatiga extrema
de más de seis meses de duración, infecciones, dolor, mareos, desmayos,
problemas de memoria y ubicación (problemas cognitivos) y muchos otros síntomas.
¿Consigue hacer vida normal o ha tenido
que dejar de hacer algunas cosas?
No, no puedo hacer una vida normal. Lo
único que no he dejado de hacer nunca es respirar. Bueno, en realidad, el
respirar no es fácil porque tengo afectados los pulmones de tantas infecciones
que he tenido. Primero dejé el deporte, luego la vida social, luego todo menos
el trabajo (por razones económicas y de mi autoestima). Pero luego tuve que
dejar el trabajo. Ahora, a ratos, escribo. Elaboro material para formar a
profesionales sanitarios y, alguna vez, si hay suerte, doy alguna charla.
Me paso semanas, a veces meses, sin
salir de casa. Casi no hablo por teléfono. Me toma menos energía escribir un
correo electrónico que hablar. La gran parte del día, estoy echada sin poder
hacer nada. Me he pasado años sin poder escuchar música. Cualquier cosa es
demasiado. En un buen día, tengo una hora en la que puedo sentarme a mi mesa y
hacer algo como escribir un poco. Y yo era profesora de enfermería en la
universidad.
La otra cosa que hace que vivir con el
SFC no sea una vida “normal” es que nunca puedo saber cuándo estaré peor. De
una semana a la otra, de un día al otro, de una hora a la otra. A lo mejor hoy
estoy mal, pero “mal normal” para mí. Mañana a lo mejor estoy mucho peor y me
quedo así una semana, un mes o un año. Con el SFC, nunca se sabe cómo va a
estar uno. No se puede prevenir ni planificar nada.
Enfermedades como esta o la fibromialgia
muchas personas se las toman como algo psicológico, como consecuencia de una
depresión etc. ¿Qué opina al respecto?
Que hay mucho desconocimiento y que en
España, el gobierno debería hacer como el gobierno del Reino Unido, Canadá o
los EEUU: hacer una campaña en la televisión sobre qué es el SFC, que es una
enfermedad orgánica, y cómo ayudar a las personas con esta enfermedad. Por
cierto, la fibromialgia, el Síndrome de la
Fatiga Crónica y
el Síndrome de Sensibilidades Químicas Múltiples, son tres enfermedades de una
misma familia de enfermedades. Un 60% de la gente que tienen una de estas
enfermedades, tienen dos o tres de estas.
Ha escrito un libro en el que habla de
toda su experiencia. ¿Qué le gustaría que las personas que no conocen la
enfermedad comprendieran?
Que es como estar muerta en vida. Los
estudios demuestran que el SFC es mucho más debilitante que el SIDA, que la Esclerosis
Múltiple, etc. Me gustaría que la gente comprendiera que, aunque esta
enfermedad tenga un nombre tan ridículo, es una enfermedad muy seria.
Trabaja usted como enfermera
especializada en los significados del paciente, en la comunicación con él y con
sus dolencias. ¿Cómo ha influido esta experiencia en su enfermedad? ¿Le ha
ayudado a comprender mejor al enfermo?
“Trabaja”, no, “trabajaba”. Mi
especialidad profesional es cómo se comunica el profesional sanitario con el
paciente. Ahora, como paciente, cuando me encuentro con un profesional
sanitario que no me escucha y que no me hace caso, cambio de profesional (y hago
una queja por escrito a Atención al Usuario). A veces le doy al profesional
algún manual de comunicación que he escrito para que aprenda algo y luego me
largo. Yo sólo trato con médicos y profesionales sanitarios que escuchan y
respetan. Y también, claro, que saben mucho sobre el SFC, de los cuales hay muy
pocos en España.
Enseñaba usted a profesionales
sanitarios a tratar al enfermo. ¿Qué pautas piensa que son fundamentales desde
su punto de vista que el profesional sanitario no puede dejar de realizar?
Bueno, he escrito varios libros sobre
esto. Intentaré resumirlo. Lo fundamental es que el profesional recuerde que
está en una relación de ayuda con el paciente y que debe, en todo momento,
mostrar empatía y respeto. Y escuchar. Los médicos en España interrumpen a los
pacientes cada 11 segundos. Eso no es escuchar. Y dar opiniones y juzgar, eso
no es aceptable.
¿Piensa que falla un poco esa
comunicación y mayor comprensión hacia el paciente desde su punto de vista
profesional?
Falla mucho en España porque, a
diferencia de otros países desarrollados, aquí no se forma a los profesionales
sanitarios en Comunicación Terapéutica. En otros países es parte obligatoria de
los estudios en la carrera de medicina o enfermería. Los otros países de Europa
y Norte América llevan haciendo esto 50 años. Vamos un poco en retraso…
¿Qué consejos y pautas le daría usted a
una persona que sufre el Síndrome de la fatiga Crónica?
¡La gente que vivimos con el SFC no
queremos oír ningún consejo ni pauta! Si los necesitamos, ya vamos a pedírselos
a personas que están bien formadas en el SFC. Yo, a una persona que vive con el
SFC, no le voy a faltar el respeto dándole un consejo o una pauta que no me ha
pedido. Sólo le diría que felicidades por seguir aquí, por no tirar la toalla.
Y decirle que estoy segura que juntas todas las personas que tenemos el SFC
podemos cambiar las injusticias que estamos viviendo.
Usted apoya la creatividad para combatir
esta enfermedad. ¿Nos puede poner un ejemplo?
Bueno, lo de la creatividad es algo mío,
personal. No es que lo predique a otras personas. Yo, para seguir viviendo con
esta enfermedad tan extrema, necesito agarrarme a la creatividad. Cualquier
cosa que hago, escribir una idea, leer algo, hablar con una amiga, desarrollar
un análisis político de algo que está ocurriendo, mirar la puesta de sol, todo
tiene que ser porque me muero de ganas de hacerlo. No tengo la energía para
hacer cosas que no sean “alto voltaje”. Si algo no me mueve todo mi ser,
entonces, ¿para qué hacerlo?, ¿para qué hacer ese esfuerzo? Para mí ya no
cuentan tonterías, el hacer por hacer, el “esto es lo que hay” y esas tantas
actitudes pasivas y sin pasión. Sin pasión yo no tengo la energía de levantarme
de la cama. La creatividad es pasión. Y hay pasión en las cosas grandes y en
las grandes cosas pequeñas, como mirar un color, un poema, un correo
electrónico de un buen amigo, un árbol que tengo en la terraza.
PUES TIENES BUENA CARA…
El libro de Clara Valverde “Pues tienes buena cara” Síndrome de Fatiga Crónica. Una enfermedad políticamente incorrecta, es también –afortunadamente– un libro tan políticamente incorrecto como necesario. Alguien tenía que poner negro sobre blanco la narrativa personal de una enfermedad como el Síndrome de Fatiga Crónica… Y quien mejor que Clara Valverde, que sabe escoger las palabras que mejor capturan y proyectan la incomprensión y el sufrimiento de las personas con SFC, pero que sólo llegan a oír y entender quienes escuchan desde la ausencia de dogmas, preconceptos y mediocridades tan al uso. Clara habla desde su experiencia y su dolor, pero en su libro se reconocerán muchas Claras –demasiadas– todas pacientes e impacientes, todas perplejas e insumisas. Un mundo plural de Claras con buena cara víctimas de la incomprensión crónica de las personas supuestamente sanas que no se asoman de su mundo umbilical, de las batas blancas con manual aprendido y del personal de ministerios y conselleries que han substituido neuronas por diagramas en un intento desesperado por aparentar eficacia en la gestión sesgada y socialmente incompetente.
Clara sabe encontrar las palabras. De casta le viene… Y en sus palabras doloridas, también, la poesía… Y en su libro nos ofrece este descubrimiento lento y muy, muy personal, de cómo se opera y se metaboliza la metamorfosis invalidante de una enfermedad crónica y –sin inocencias– especialmente negada y escondida.
Si algo se le puede pedir a Clara Valverde es que se replantee los dos últimos capítulos de su libro como la futura introducción de una épica más plural, donde lo invisible cruce al otro lado del espejo y las moléculas confundidas de tantas personas con SFC no necesiten perdón y encuentren, finalmente, en una ciencia y una sociedad mejor, el necesario alivio.
No he podido dejar de escribirte. Aunque tu caso es aún mas fuerte que el mío, en parte me he sentido reflejada y mas hoy que no tengo fuerzas.
ResponderEliminarLlevo 20 años con condropatia, fibromialgia y de medico en medico hasta que he dejado de ir porque la respuesta es : reposo, ( ¿de que vivo si dejo de trabajar?).
Ánimo
Ay amiga! Esa pregunta me la he hecho muchas veces, sobre todo cuando estaba sola y no era una opción dejar de trabajar porque no tienes otro remedio. Soy luchadora por naturaleza, pero hoy por hoy tengo tantos frentes abiertos, que una idea se ha apoderado de mi dejando a un lado el resto...Por primera vez me he dado cuenta que mi salud es lo primero...Sé por fin que ya no puedo seguir trabajando, no puedo seguir dando el 200%, mi cuerpo ya no me lo permite...Finalmente tengo que ser capaz de admitirlo...Y volver a casa.
ResponderEliminarTanto se nos cuestiona,violenta,agrede,humilla, gracias por tu esfuerzo para redactar el documento de esta catástrofe que aún se cuestiona..llevo 6 años con esto ..
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