En las ultimas semanas estoy recibiendo en mi correo personal
y aquí mismo muchas consultas en referencia al tema de como se consigue un diagnostico de SFC.
Es difícil la verdad porque
los caminos pueden ser muchos, pero sobre todo bastante tortuosos y con muchas
paradas intermedias de especialista en especialista, que lo dificultan aun más.
En el siguiente articulo se
abordan precisamente las causas, quien padece estos síndromes o como
se vive con esta dolencia, espero que pueda despejar algunas dudas. Insisto, no
es fácil. También debo añadir que como me pasa a menudo, no estoy de acuerdo al 100% con el articulo, pero apoyo gran parte de su contenido, que ya es mucho.
¿Cuál es la causa del síndrome de fatiga
crónica?
Los científicos llevan más de 20 años estudiando el
síndrome de fatiga crónica, pero siguen sin saber con seguridad qué es lo que
lo provoca.
Actualmente, muchos médicos creen que la forma en que
interactúan ciertas afecciones con el cuerpo y la mente puede predisponer a
algunas personas a padecer este síndrome. Por ejemplo, si alguien contrae una
infección vírica y está bajo mucho estrés, la combinación de estos dos factores
puede predisponer a esa persona a desarrollar un síndrome de fatiga crónica.
Hoy en día, los médicos creen que los siguientes
factores pueden interactuar, exponiendo a algunas personas a desarrollar un
síndrome de fatiga crónica:
· Infecciones. Los
expertos se han preguntado si determinadas infecciones, como la del sarampión o
la del virus Epstein-Barr (el que provoca la mononucleosis) incrementan el
riesgo de padecer síndrome de fatiga crónica. El papel que desempeña el virus
Epstein-Barr en el síndrome de fatiga crónica sigue siendo objeto de debate, ya
que los estudios no han permitido confirmar ninguna relación causal.
· Problemas en el sistema inmunitario, como las alergias.
· Estrés emocional. Los
científicos han constatado que las personas con síndrome de fatiga crónica a
veces producen menos hormonas del estrés, como el cortisol, lo que puede
afectar al sistema inmunitario.
Los investigadotes también han descubierto que algunas
personas con síndrome de fatiga crónica tienen un tipo de hipotensión y están
estudiando la posible relación existente entre la hipotensión y el síndrome de
fatiga crónica.
¿Quién padece síndrome de fatiga crónica?
El síndrome de fatiga crónica afecta a personas de
todas las edades y grupos étnicos, pero a más mujeres que hombres. Este síndrome
es muy poco frecuente en los niños. Afecta a algunos adolescentes, pero tiende
más a afectar a personas de entre cuarenta y sesenta años. Las persona jóvenes
con síndrome de fatiga crónica suelen mejorar con el tiempo más que los
pacientes mayores.
A veces varias personas de la misma familia contraen
el síndrome de fatiga crónica. Esto puede obedecer a que la tendencia a
desarrollar este síndrome tal vez sea genética. Los médicos están bastante
seguros de que el síndrome de fatiga crónica no se puede contagiar.
¿Cómo puedes saber si tienes síndrome de
fatiga crónica?
En la actualidad, no hay ninguna prueba aislada que
permita saber si una persona padece el síndrome de fatiga crónica. Puesto que
esta enfermedad puede ser difícil de diagnosticar, los CDC (Centers for Disease
Control and Prevention - Centros para el Control y la Prevención de
Enfermedades) han establecido dos criterios para guiar a los médicos en el
diagnóstico del síndrome de fatiga crónica:
1. Fatiga inexplicable que dura seis meses o más. Las personas con síndrome de fatiga crónica
están agotadas, y su cansancio y falta de energía puede durar meses, sin que
haya una causa evidente del mismo. Este tipo de fatiga hace que resulte
sumamente difícil levantarse de la cama por la mañana, vestirse e incluso
comer. Y repercute sobre los estudios, el trabajo y el ocio —incluso sobre
actividades como ir al cine o tocar un instrumento musical. El síndrome de
fatiga crónica no mejora reposando o durmiendo.
2. Cuatro o más de los siguientes síntomas:
o problemas de
concentración y memoria a corto plazo
o dolor de garganta
o ganglios linfáticos
inflamados y dolorosos al tacto
o dolor muscular
o dolor articular en
ausencia de inflamación o enrojecimiento
o dolor de cabeza más
fuerte o distinto del habitual
o sueño reparador (es
decir, no sentirse descansado ni siquiera después de dormir)
o cansancio o agotamiento
que dura más de 24 horas después de hacer ejercicio físico
Para que a una persona le diagnostiquen un síndrome de
fatiga crónica, deberá tener tanto fatiga de larga duración como cuatro o más
síntomas de la lista anterior.
¿Qué hacen los médicos?
Antes de diagnosticar un síndrome de fatiga crónica,
los médicos elaboran una historia médica detallada de sus pacientes, les hacen
un examen físico completo y generalmente solicitan diversas pruebas de
laboratorio a fin de descartar las siguientes posibilidades:
· Cualquier afección médica que pueda cursar con fatiga
extrema, como el hipotiroidismo (niveles bajos de hormonas tiroideas), el
lupus, la apnea del sueño o la obesidad.
· El consumo de medicamentos o drogas que podrían estar
provocando la fatiga.
· Trastornos actuales o previos como la depresión, los
trastornos de la conducta alimentaria o las enfermedades psiquiátricas. Un
médico puede pedir a un psicólogo o terapeuta que vea a un paciente suyo para
saber en qué medida estos trastornos pueden estar afectándole y si están
contribuyendo a un síndrome de fatiga crónica o enmascarándolo.
Después de descartar todas estas posibilidades, lo más
probable es que el médico sugiera que un terapeuta vea a su paciente antes de
emitir un diagnóstico de síndrome de fatiga crónica. ¿Por qué? Porque es
importante tener la mayor información posible sobre cómo afectan los síntomas
del síndrome de fatiga crónica a la salud mental de la persona, incluyendo su
memoria, su personalidad, su capacidad de concentración y su actitud ante la
vida.
¿Cómo se trata el síndrome de fatiga
crónica?
No se conoce una cura específica para el síndrome de
fatiga crónica. Pero, aunque no hay ningún tratamiento rápido y definitivo, los
expertos afirman que los siguientes cambios en el estilo de vida pueden ayudar:
· Incluye un programa de ejercicios, regular y
cuidadosamente diseñado, en tu rutina diaria. El
ejercicio físico puede tener efectos curativos, ya que aumenta los niveles de
energía y favorece la sensación de bienestar. No obstante, las personas con
síndrome de fatiga crónica deben tomárselo con calma a la hora de practicar
cualquier actividad física que requiera esfuerzo. El nivel de tolerancia de
cada uno es distinto. En 1999, la estrella del fútbol Michelle Akers, que
padece síndrome de fatiga crónica, jugó la mayor parte del partido de la Copa
Mundial de Fútbol antes de tener que retirarse por agotamiento en los últimos
quince minutos. Pero, para una cantidad reducida de personas, el síndrome de
fatiga crónica es tan debilitante que el único ejercicio físico que pueden
hacer es unos cuantos estiramientos de brazos o levantar objetos poco pesados.
Explora con tu médico qué es lo mejor para ti —para que no te pases de la raya
y te desanimes. Varios estudios han confirmado que el "el ejercicio
progresivo” (que significa empezar con actividades que requieren poco esfuerzo
e ir aumentando gradualmente el nivel de intensidad) ayuda mucho en el síndrome
de fatiga crónica. La mayoría de la gente con síndrome de fatiga crónica no
está en forma, de modo que volver a hacer ejercicio de forma gradual les ayuda.
· Utiliza técnicas de control del estrés y de reducción
del estrés. Te las puede enseñar un médico,
psicólogo o terapeuta — estas técnicas son unas estrategias estupendas para
controlar determinados aspectos de la enfermedad.
· Aliméntate de forma saludable. Aunque no hay pruebas científicas de que una
alimentación inadecuada desempeñe algún papel en el síndrome de fatiga crónica,
alimentarse bien puede ayudar a minimizar los síntomas de este síndrome y el
malestar general. Los médicos coinciden en que las personas con síndrome de
fatiga crónica deben evitar las comidas copiosas, el alcohol, la cafeína y
grandes cantidades de comida basura. Algunos dietistas o nutricionistas
titulados elaboran menús y programas dietéticos para ayudar a reducir los
síntomas de fatiga.
· Considera la medicina "alternativa". La acupuntura, el reiki, el masaje, los
estiramientos, el yoga y el tai chi parecen ayudar a mucha gente afectada por
el síndrome de fatiga crónica —pero es una buena idea que informes a tu médico
sobre cualquier otro tratamiento a que te sometas.
Aparte de los cambios en el estilo de vida, ir regularmente a un psicólogo o terapeuta titulado puede ayudar mucho en el tratamiento del síndrome de fatiga crónica. (Igual que participar en un grupo de apoyo para gente con síndrome de fatiga crónica.) Los principales objetivos de la terapia son ayudar a la gente a afrontar la enfermedad y sustituir los pensamientos negativos o poco realistas por otros positivos y realistas. Tener una actitud positiva y creer en la propia mejoría es de gran ayuda para los pacientes con síndrome de fatiga crónica.
Aparte de los cambios en el estilo de vida, ir regularmente a un psicólogo o terapeuta titulado puede ayudar mucho en el tratamiento del síndrome de fatiga crónica. (Igual que participar en un grupo de apoyo para gente con síndrome de fatiga crónica.) Los principales objetivos de la terapia son ayudar a la gente a afrontar la enfermedad y sustituir los pensamientos negativos o poco realistas por otros positivos y realistas. Tener una actitud positiva y creer en la propia mejoría es de gran ayuda para los pacientes con síndrome de fatiga crónica.
Algunas personas consideran que los fármacos
antidepresivos, tomados bajo control médico, pueden ayudar a aliviar los
síntomas del síndrome de fatiga crónica. Y los analgésicos (medicamentos para
el dolor) de venta con y sin receta médica, así como los fármacos
antiinflamatorios (como el ibuprofeno) también pueden ser de ayuda en algunos
casos.
Puesto que los científicos todavía no han detectado
ninguna relación entre las infecciones víricas o de otro tipo y el síndrome de
fatiga crónica, este síndrome no se trata con antibióticos o medicamentos
antivirales. (Los médicos probaron estos medicamentos en pacientes con síndrome
de fatiga crónica en el pasado con resultados insatisfactorios).
En la mayoría de los casos, los síntomas del síndrome
de fatiga crónica son más intensos al principio, y es posible que remitan,
vuelvan a aparecer y así sucesivamente. Según los Centros para el Control y la
Prevención de Enfermedades, casi la mitad de todos los pacientes con síndrome
de fatiga crónica se recupera parcial o completamente en un plazo de cinco años
tras la primera aparición de los síntomas —de nuevo, el pronóstico es mejor en
los pacientes más jóvenes.
Vivir con el síndrome de fatiga crónica
La terapia y los grupos de apoyo pueden ayudar a los
adolescentes con síndrome de fatiga crónica y a sus padres a afrontar los
problemas académicos o sociales derivados de la enfermedad, como tener que
faltar a clase frecuentemente, ir mal en los estudios o aislarse de las
amistades y evitar las situaciones sociales.
He aquí algunas cosas que te pueden ayudar:
· Reconoce y expresa tus sentimientos. Las emociones fuertes forman parte de este
síndrome. Sentimientos como la tristeza, el enfado y la frustración son
completamente normales —y reconocer lo que sientes y decirte que no es culpa
tuya son buenas estrategias de afrontamiento. El hecho de reconocer la
emociones que experimentas (en vez de intentar reprimirlas o simular que no te
pasa nada) puede ayudarte a averiguar que hay detrás de ellas y a afrontar
mejor los problemas que puedas tener.
· Escribe. Cuando
el síndrome de fatiga crónica afecta a la memoria y a la capacidad de
concentración, puede ayudar anotar las cosas. Por ejemplo, hazte listas y notas
para recordar lo que tienes que hacer. También te puede ayudar llevar un diario
donde escribas sobre tus sentimientos y tus niveles de energía. Ese diario
puede ser una valiosa fuente de información para tu médico. También puede
ayudarte a identificar tendencias; por ejemplo, si tienes más energía a
determinada hora del día, esa información te ayudará a organizarte mejor a la
hora de programar sesiones de ejercicio físico u otras actividades.
· Concédete más tiempo para hacer las cosas, sobre todo
aquellas actividades que requieran concentración o esfuerzo físico. Pide ayuda a tu familia, tus profesores y tus
amigos.
· Infórmate sobre el síndrome de fatiga crónica
consultando fuentes fiables. Hay
tanta confusión y tanta información errónea sobre esta enfermedad que es muy
importante que sepas de qué fuentes te puedes fiar.
Y sobre todo, no tires la toalla. Es indudable de que
tener síndrome de fatiga crónica puede ser duro, y es fácil desmoralizarse.
Pero los adolescentes con síndrome de fatiga crónica, por lo general, mejoran
más deprisa y se recuperan más completamente que los adultos.
Muchos expertos hacen hincapié en que, cuando se tiene
síndrome de fatiga crónica, es más importante tener una actitud positiva sobre
la mejoría que intentar entender por qué se ha desarrollado la enfermedad.
Lamentablemente, mucha gente pasa demasiado tiempo intentando identificar una
sola causa en vez de iniciar un tratamiento —cuando algunos tratamientos, como
las técnicas de control del estrés y el ejercicio progresivo previamente
mencionado, han demostrado ser eficaces en muchos casos. En otras palabras,
incluso sin saber cuál es la causa del síndrome de fatiga crónica, los
pacientes que quieren mejorar y adoptan una actitud activa y positiva ante la
enfermedad tienen mucho mejor pronóstico.
El síndrome de fatiga crónica tal vez sea una de las
enfermedades peor entendidas y sobre las que circula más información errónea,
pero cada vez hay más conciencia de ella y los científicos están trabajando
para averiguar más cosas sobre ella.
Revisado
por: J. Carlton Gartner Jr., MD
http://kidshealth.org/teen/en_espanol/enfermedades/cfs_esp.html